EPISODIO IV: Nahuel Huapi

NAHUEL HUAPI

Vuri Lof Che y la Serpiente de Luz

En lengua mapudungun (mapuche), se hacía referencia a la región sur del lago Nahuel Huapi (que significa: Isla del Tigre), como la zona donde habitaba la gente que estaba en la espalda de la tierra. Tomando como referencia la cordillera, aquellos que estaban detrás, eran los Vuri Lof Che.

Justamente la Espalda comienza en esta región donde las cordilleras se elevan hacia el norte, y esta medialuna de aguas cristalinas delimita el inicio de algo diferente hacia los Andes.

Hoy la ciudad es conocida como Bariloche, lugar de nuestro segundo encuentro en este Camino.

La labor a realizar allí tras la charla que llevamos a cabo en la plaza frente a la Catedral de la ciudad, fue que, como siempre, mediante círculos de sonido, debíamos expandir en horizontal por la cordillera, la red de Antarión que en conciencia elevamos desde lo más profundo del lago Puelo en Chubut. Esta red con forma de ADN, era impulsada desde la región de Los Lagos tanto del lado Argentino como el Chileno, dando la intensión de dos serpientes de luz que comienzan a fluir, una desde el sur del Nahuel Huapi, y la otra, la que impulsaríamos dos días después desde la Bahía de Puerto Montt.

Juntos, entonces dimos el impulso para el inicio de esta frecuencia que debe mantenerse a lo largo de todo nuestro recorrido, y así conectar a todos los nodos con aquella luz de cocreación que el Nahuel representa.

La Ciudad de los Césares

Ni bien terminado nuestro propósito en la provincia de Río Negro, bordeamos el Lago por la provincia de Neuquén hacia Villa La Angostura.

Este pequeño pueblo fue el más afectado por la erupción del volcán Puyehue, en que toda la región permaneció afectada durante tres meses por las cenizas del volcán que llegaron a dar más de un par de veces la vuelta al mundo.

La belleza de este lugar es también conocida por poseer el único bosque de Arrayanes del mundo, algo poco común. Ese bosque fue algo que siempre me atrajo, pero al cual nunca pude ir a pesar de haber estado dos o tres veces ya en aquella región.

12 hectáreas llenas de enormes arrayanes que tras más de 600 años se han hecho lugar creando un bosque, hasta el punto de convertirse propiamente en árboles, cuando éste es en realidad un arbusto. Nadie sabe qué ha hecho que ese bosque aparezca y concretamente, en las pocas hectáreas de la punta del istmo del Parque Nacional Arrayanes.

Ese mismo día, por varios sitios, llega a nuestros oídos la historia de la Ciudad de los Césares.

Un historiador, pocas horas antes de tomar el catamarán hacia la punta del istmo, nos cuenta que hace más de 200 años, una leyenda había perdurado en torno al lago Nahuel Huapi, en que los aborígenes contaban sobre una legendaria ciudad de oro y plata que se reflejaba en el agua, y en la cual si uno decidía quedarse a vivir, obtenía la vida eterna.

Esta historia llegó a oídos de la Capitanía de Chile en el 1800 debido a náufragos que perdidos por la cordillera dijeron haber visto esa misma ciudad, en la cual habitaban gentes blancas, pero no europeas.

Esto llevó a que los jesuitas, de entre ellos el más convencido, de apellido Mascardi, se dispusiesen a buscarla toda su vida.

Hasta el 1900 hubo búsquedas de esta ciudad sagrada, de la cual había muchas pruebas de su existencia, pero nunca se encontró dónde.

El Dorado de la Patagonia, atrajo a gentes de muchos sitios, incluso expediciones de varios reinos, pero tal vez nunca la encontraron pues su intención fue hallar simplemente aquel oro del que tanto se hablaba.

Al contarme esta historia, recordé inmediatamente nuestro viaje por los bosques espesos de la isla norte de Nueva Zelanda, a pocos kilómetros del lago Taupo. Allí, los muros de una ciudad de más de 12 mil años yacían entre la tierra y colinas envueltas por las raíces de enormes árboles, sin que nadie se halla percatado jamás de su existencia.

Esto me hizo ver que los Arrayanes escondían algo.

Tras tantos siglos o milenios, las erupciones y terremotos que azotaron la región, podrían haber cubierto los templos de aquella ciudad en la punta del lago, dejando metros bajo tierra las ruinas del poblado, el cual por su energía y vitalidad narrada en las historias, habría dado a los pequeños arrayanes la energía necesaria para convertirse en enormes árboles cubriendo un gigantesco territorio en el que sólo dominan ellos.

Según un versículo bíblico en que habla el profeta Elías, uno de sus mensajes fue: “el Paraíso terrenal existe allí donde el Ciprés convive con el Arrayán”

El Parque Nacional, es el único lugar donde tantos arrayanes viven entre y abrazando a los cipreses.

Esa antigua ciudad, ha sido, pues, un foco de luz, el Faro de Luz de Neuquén, de la Patagonia.

Muchos la han buscado, pues sus suelos y sus gentes de aquel entonces, son los que dan el impulso a la Regeneración, a la Creación, es el sitio desde el cual Todo puede volver a Comenzar.

Esta historia, nos decía justamente lo que nosotros estábamos poniendo por sentado, allí, algo grande daba comienzo, y tal vez, la Ciudad de los Césares podría volver a resurgir e irradiar desde las raíces de los enormes arrayanes…

Las Damas del Agua y los dos Dragones

En Bariloche, una señora se acerca tras la activación, y me entrega un papel. Allí había un mensaje que había canalizado, pero que no entendía. Me lo dio, por si yo podía en algún momento aclararle algo.

El mensaje decía:

“21 Gojas se alegran porque al fin se hace justicia

 después de 300.000 años”

No lo entendí en ese momento, hasta que hablando con Laura en la Angostura, todo comenzó a aclararse.

Buscamos la palabra Gojas en Internet, y ésta significa Hadas o Ninfas del Agua, en catalán.

Les Goges, aparecen en ciertos momentos, y tienen que ver con los lagos y montañas, seres complicados, también semejantes a las Sirenas; pero por sobre todas las cosas: éstas viven en ciudades relucientes de oro y plata, como la ciudad de los Césares. Cuando leímos las descripciones, Laura se sorprendió, ya que confesó haber visto tres sirenas extrañas en el lago durante la activación de la Catedral, como llevando aquella energía de ADN hacia la montañas adentrándose en el Lago.

En ese momento, Néstor, el padre de Eimi, nos llama por teléfono contándonos una historia que le había llegado desde la provincia de Salta, en que justo en esos días, unas ancianas aborígenes canalizaron un mensaje:

“Los dos Dragones de Agua y Tierra descendieron después de 75 mil años otra vez a los Andes. Este mensaje debía ser entregado a los Caminantes para que renueven el tiempo, pues el pacto hecho hace eones no se había cumplido y debía reordenarse”

Lo increíble de eso, es que 4 periodos de 75 mil años, nos dan alrededor de los 300 mil que las gojas hablan…

Al escuchar esto, de unas señoras que no nos conocían, recordé el reloj que Adriano del Bolsón me había hecho de regalo tallando madera: un enorme reloj con la Towei Lumbar en el centro, rodeada de dos Dragones…

Los dragones o serpientes de agua y tierra, las que salen una de cada lado, desde Nahuel Huapi y las aguas de Chiloé, rodean la frecuencia de la Madre, impulsado por estas Gojas de agua y tierra.

Muchos más detalles envuelven esta historia, pero podría llegar a perderme por las ramas… sólo quiero compartir con ustedes estas sincronicidades, para que ustedes complementen y juntos terminemos de cerrar estas causalidades, ¿hacia dónde nos llevan?

En resumen, los dos dragones o serpientes surgen desde el lago del cual aquella ciudad legendaria fue fundada como uno de los sitios donde todo podía volver a resurgir, desde donde la frecuencia de las sirenas llevan esa energía por los lagos y montañas, entrelazando los patrones Antarianos de ADN, con la finalidad de sanar la Identidad de la Gran Mujer, dando inicio a la realización de nuestras tierras.

Y desde allí salimos también nosotros… habiendo activado junto a las personas y los árboles uno de esos dragones del tiempo, y ahora, dando la intención de activar el segundo, en las tierras del sur de Chile.