Episodio VII: La Concepción

LA CONCEPCIÓN

La Voluntad de la Madre

Tras ingresar en la trasmutación de los dolores y frustraciones de la historia que penetran en las vértebras de la Madre por la Región de los Ríos, con nodo social en Valdivia, circulamos hacia el norte llevando esta frecuencia Sacral por la médula espinal, la cual podríamos tomar como la famosa Ruta 5 que conecta todo Chile desde Quellón en Chiloé hasta Arica, hasta la zona media del Sacro, en Biobío, donde yace el nodo social con el nombre de Concepción.

Aquí, tras la irradiación de transformación de Valdivia, iniciamos la expansión de la Voluntad de la Gran Mujer.

Sin haberlo pensado antes, Concepción está en la vértebra que alimenta el útero de la Gran Mujer, es decir, dentro del mismo Paralelo que Vela y Tandil, en la provincia de Buenos Aires.

Esta relación, tomando en cuenta que por la espalda se mueven las frecuencias nerviosas que alimentan al cuerpo, el hecho de que a esa misma altura una ciudad, la segunda más importante de Chile se llame Concepción, nos habla justamente del descenso del espíritu que alimenta el útero para la gestación.

Aquí debíamos poner la voluntad en Anunciar la Concepción de nuestra Nueva Tierra.

La Labor

Unas 400 personas se reunieron con nosotros en la Plaza de Ecuador, debajo de una plazoleta con cascadas de agua que llenaban el ambiente de un sonido suave.

La charla, que duró más de hora y media, sumó algunas personas que pasaban por allí. Muchos no sabían nada, y otros reconocían el Camino hacía tiempo, pero lo importante fue cómo todos resonaron con su tierra, con el mensaje de lo que significa, y la voluntad de comenzar a cumplir con ella parte de este gran plan que todos formamos.

Frente a las cascadas, formamos un gran círculo con mucho sonido y movimiento, entre 4 robles, árboles de la fuerza y la voluntad, impulsando toda la energía de la Concepción hacia el Espíritu en el lago Titicaca, y hacia el Útero en Tandilia.

La Concepción del Espíritu y del Nuevo Ser en gestación.

Tras hacer nuestra labor, los fuertes sonidos que generamos entre instrumentos y nuestras voces, finalizaron por crear un suave clima de armonía que se expandía en espiral hacia arriba y abajo. En el cielo, las nubes formaron una suerte de cadena de ADN como la red de Antarión de la que veníamos hablando, y desde ella, una hermosa frecuencia comenzó a descender, una energía que hacía mucho tiempo no sentía.

Su energía nos rodeó y dijo unas palabras al ambiente, a todos nosotros, que intenté decodificar y trasmitir.

Sin ánimos de condicionar, no quise describir a ese ser femenino, pero ella dijo que era necesario hacer saber que estaba allí y que nos estaba diciendo algo. Por eso mismo trasmití algunas de las palabras que dijo, las cuales con más calma y de manera más extensa puedo dejar aquí impreso en este texto:

En una esencia rosa y azulada, desde aquel símbolo en las nubes, entre luz y halos, descendió sobre todos y dijo:

“Os escucho, os siento vibrar ahora en mi cuerpo. Vuestro ser envuelve y llena el mío. Sois semillas dentro de mi útero, completando la luz que formo. Soy la Madre de la Tierra y la Madre de los Cielos, y ustedes en el medio de mi cuerpo, son mis hijos y hermanos. Ahora puedo sentirlos danzar y cantar en mi vientre… y soy feliz por ello.

Hace tiempo un Gran Ángel descendió para Anunciar mi Concepción, y llamarme Madre. Hoy Feliz me siento de que ya no sea un ángel, sino cientos de ángeles en la tierra quienes anuncian desde mi vientre la Concepción de la Nueva Humanidad.

Sois Vosotros la Nueva Concepción.”