Episodio II: Camino a El Bolsón

CAMINO A EL BOLSÓN 

Día 19 y 20 de Septiembre

Sarpamos en el Harwimovil tuneado de mi tío Gustavo, tres caminantes con una historia particular.  

Nidia y Jose, de Tenerife, habían comenzado conmigo el recorrido por al energía de los 7 Continentes en las 7 Islas Canarias, y esta vez, volvían a hacer conmigo el viaje por los 7 Chakras de La Gran Mujer, llevando esa misma energía por cada parte de nuestros Andes. 

Peparándonos para salir ese día, varias claves se fueron uniendo en nuestro próximo camino. De entre ellas: ¿qué rol cumplían ellos allí? 

En un sueño de Lore (la mujer de mi dentista), estábamos Jose, ella y yo hablando sobre una abeja que giraba en sentido de las agujas del reloj sobre una gran Flor del Norte. Yo explicaba en el sueño que para mí esa abeja tenía sentido porque me habían estado guiando en todo el camino por las Américas. Pero luego, Jose parecía tener las respuestas a todos esos enigmas. 

Para que se hagan una idea, Jose no tenía ni idea de por qué me iba a ir a escuchar al primer taller que hice en Canarias (tal vez ni siquiera aun tiene idea de porqué lo sigue haciendo). Sin embargo, algo del camino, lo estaba llamando. 

Marce de Capilla me había explicado que el hecho de que últimamente mucha información de la que me “bajaba” provenía también de la estrella Antares (en la constelación de Escorpio), se relacionaba con la guía que me proporcionaban las abejas, ya que es de aquella estrella de donde han provenido seres Insectoides. Esto también podía relacionarse con la Flor gigante que había visto Lore, pues apenas la nombró se me vino una estrella gigante a la cabeza. 

Eludiendo cientos de detalles e historias, la clave de este Camino estaba en lo que Mirta había canalizado en los Registros Akáshicos que leyó a Jose: “en este viaje Jose será quien lleve el Timón”. 

Creímos que tenía que ver con que él se dedicaría a conducir los 11 mil km del viaje… pero la respuesta estaba por otro lado. Cuando conté el sueño de Lore a todos en casa, Jose estaba en la computadora leyendo periódicos on-line, y al oir esto se da vuelta y con la misma expresión que en el sueño responde: “¿Pues claro muchacho! No te has dado cuenta?” 

En eso, Jose nos explicó: “¡recuerda cuando estuvimos en la charla de Tenerife y hablaban de lo que significaban las islas Canarias!"

En aquel resumen, habíamos hablado con Diego de una historia en que las Canarias representaban en la mitología a la Constelación de Escorpio, y que Tenerife ocupaba geográficamente el corazón de ese escorpión, sitio que en la constelación, ocupa Antares. 

Por esto mismo, el camino lo seguirían guiando los Antarianos, es decir, dos Tinerfeños… 

Claramente Jose y los insectos tenían algo, porque no más hizo que llegar a mi tierra santafecina que los mosquitos lo deformaron. La anécdota trascendió: 

Tras una parada inesperada en Buenos Aires, de tan sólo hora y media (algo que contaré en otra oportunidad, sino es mucho…) nos dirigimos 700 km al sur para dormir esa noche del 19 en Bahía Blanca. En el hermoso camino de atardecer por la pampa bonaerense, rodeando el útero de La Gran Mujer, atravesando el borde de su estómago, hablando justamente de los mosquitos que azotaron a Jose, preguntamos: ¿fue acaso esto una señal de Antares? No pasaron ni 2 o 3 minutos, que algo que jamás había visto apareció en nuestro camino. A lo largo de 50 km, justo al borde derecho de la ruta y sin cesar, columnas espesas de mosquitos formaban una pared de más de 7 metros de alto semejando humaredas de vapor oscuro o una tela que flameaba al borde del camino. Había tantos, que al llegar a un pueblo, tuvimos que lavar el auto, ya que no podíamos ver a través del vidrio, y la patente había quedado oculta, casi como todo el frente de nuestro Harwimovil. La columna de mosquitos, vista en horizontal, parecía la misma Vía Láctea, un camino de estrellas que formaban los insectos. 

Una extraña pero eficaz confirmación a nuestra pregunta…

Nuestros amigos Canarios siguen asombrados, y mientras escribo esto, Nidia se está enfrentando a la parte más difícil del viaje para un isleño: una recta de 250 km sin pueblos en medio a lo largo de la provincia de Río Negro. 

…Ah! Y por cierto… sumamos una tripulante más. Necesitaba que alguien que sepa manejar foto y edición se sume al viaje, y sobre todo que sea alguien que esté totalmente sin hacer absolutamente nada por tres meses y con quien ya sepa cómo es viajar y convivir… por eso (debido a otra historia que ya contaré) pasamos primero por Buenos Aires, completando el equipo de 4 con Eimi, quien se encargará de registrar toda la información del viaje, y a la cual sin que sepa absolutamente nada, le dimos 15 minutos para decir sí y armar la maleta para 3 meses: si era capaz de hacer todo eso en menos de 20 minutos, entonces estaba preparada para un viaje así. 

Y así fluiremos… esperando que este viaje sea de cada vez más personas haciéndolo, y no sólo 4 locos sin nada más importante que hacer.

-- Las extrañas charlas que este Harwimovil está escuchando, hilvanan a cada kilómetro más y más información que nos envuelve en un camino que pretende ser de todos, y sobre todo, de Nuestra Tierra. --